NUESTRA HISTORIA
Queridos clientes,
El origen de Pizzería Provenzal se debe a nuestro amor por España, la que visitábamos la familia al completo todos los veranos, y siempre nos entristecía volver a casa; sentíamos que en España estaba nuestro sitio. Y de esta manera y a la aventura decidimos abrir nuestro restaurante en 1975.
Chapurreando el idioma y costándonos muchísimo cumplir con todos los trámites para poder abrir nuestro negocio, elegimos Urbanova donde solo existían 8 edificios y locales comerciales de caravista; aquello tenía un aspecto de perdido y solitario, sin tan siquiera una carretera de acceso en condiciones, pero con un inmenso y bellísimo mar Mediterráneo que siempre nos ha inspirado y acompañado en el día a día.
Nosotros mismos creamos el restaurante de principio a fin, como si se tratara de nuestra obra de arte, que sale del corazón y del alma del artista.
Arriesgamos mucho, tanto en lo económico como emocionalmente. Fueron días de incertidumbre pero la ilusión era mucha. Cada día era una prueba de paciencia y voluntad.
Los días transcurrían esperando algún cliente o alguien que se hubiera perdido en medio de casi la nada.
Queridos clientes,
El origen de Pizzería Provenzal se debe a nuestro amor por España, la que visitábamos la familia al completo todos los veranos, y siempre nos entristecía volver a casa; sentíamos que en España estaba nuestro sitio. Y de esta manera y a la aventura decidimos abrir nuestro restaurante en 1975.
Chapurreando el idioma y costándonos muchísimo cumplir con todos los trámites para poder abrir nuestro negocio, elegimos Urbanova donde solo existían 8 edificios y locales comerciales de caravista; aquello tenía un aspecto de perdido y solitario, sin tan siquiera una carretera de acceso en condiciones, pero con un inmenso y bellísimo mar Mediterráneo que siempre nos ha inspirado y acompañado en el día a día.
Nosotros mismos creamos el restaurante de principio a fin, como si se tratara de nuestra obra de arte, que sale del corazón y del alma del artista.
Arriesgamos mucho, tanto en lo económico como emocionalmente. Fueron días de incertidumbre pero la ilusión era mucha. Cada día era una prueba de paciencia y voluntad.
Los días transcurrían esperando algún cliente o alguien que se hubiera perdido en medio de casi la nada.
Pero a cada persona que entraba le obsequiábamos con nuestros platos elaborados con los mejores productos y cocinados con todo nuestro amor, ingrediente indispensable para ser buen cocinero.
Siempre queríamos dar lo mejor de nosotros, los que entraban quedaban satisfechos y volvían. Gracias de todo corazón a aquellos que confiaron en nosotros y que supieron transformar la alquimia de nuestro amor en las delicias de sus paladares.
Poco a poco fue a más y como las cosas que merecen la pena no se construyen en un día, es como un hijo, al que se le ve crecer con orgullo y satisfacción, habiéndolo invertido absolutamente todo.
Tras muchos años de trabajo llego el momento de nuestra jubilación y nuestros hijos cogieron el relevo sin perder la esencia y siguen con la tradición, con recetas de nuestros bisabuelos o quizá habría que remontarse a más lejos, ¿quién sabe?
¿Cómo podríamos explicar lo que se siente cuando pensamos que hay clientes que desde 1975 siguen viniendo desde Cartagena, Murcia, Elda, Elche, etc...? Clientes que en aquella época eran novios y ahora nos visitan con sus hijos y nietos.
Un millón de gracias a todos aquellos clientes que nos regalaron su confianza y generosidad, ya que sin ellos nuestro sueño no hubiera sido posible. Vosotros sois el alma de la pizzería, nosotros seguimos poniendo el esfuerzo y el corazón.
Muchos abrazos y esperamos poder compartir pequeños momentos pero agradables instantes de nuestras vidas.
Laura & Michel Fabrizio
Pero a cada persona que entraba le obsequiábamos con nuestros platos elaborados con los mejores productos y cocinados con todo nuestro amor, ingrediente indispensable para ser buen cocinero.
Siempre queríamos dar lo mejor de nosotros, los que entraban quedaban satisfechos y volvían. Gracias de todo corazón a aquellos que confiaron en nosotros y que supieron transformar la alquimia de nuestro amor en las delicias de sus paladares.
Poco a poco fue a más y como las cosas que merecen la pena no se construyen en un día, es como un hijo, al que se le ve crecer con orgullo y satisfacción, habiéndolo invertido absolutamente todo.
Tras muchos años de trabajo llego el momento de nuestra jubilación y nuestros hijos cogieron el relevo sin perder la esencia y siguen con la tradición, con recetas de nuestros bisabuelos o quizá habría que remontarse a más lejos, ¿quién sabe?
¿Cómo podríamos explicar lo que se siente cuando pensamos que hay clientes que desde 1975 siguen viniendo desde Cartagena, Murcia, Elda, Elche, etc...? Clientes que en aquella época eran novios y ahora nos visitan con sus hijos y nietos.
Un millón de gracias a todos aquellos clientes que nos regalaron su confianza y generosidad, ya que sin ellos nuestro sueño no hubiera sido posible. Vosotros sois el alma de la pizzería, nosotros seguimos poniendo el esfuerzo y el corazón.
Muchos abrazos y esperamos poder compartir pequeños momentos pero agradables instantes de nuestras vidas.
Laura & Michel Fabrizio
Sergio, Verónica & Alain Fabrizio